Ramón Garza (Murcia, 1948) se dio a conocer en los años setenta como profesional empeñado en buscar para llegar al límite, e ir más allá de lo observado; como pintor se fue curtiendo en el campo de la figuración utilizando un cromatismo intenso muy cercano al fauvismo. A partir de ahí rompe moldes, y su trabajo se abre a otras dimensiones. Y paso a paso, en su propio itinerario, da forma a figuras onduladas como caracolas en el pensamiento que expresan con suavidad los ecos de una naturaleza a la que el hombre ha incorporado sus ritos y sus mitos.